Dénles ustedes de comer










San Cayetano, presbítero

Para el día de hoy (07/08/17):  

Evangelio según San Mateo 14, 13-21




La transición que se insinúa es demoledora: desde una cena corrupta y orgiástica en donde se decide la muerte de un inocente, Juan el Bautista, al banquete fraternal inaugurado por el Maestro junto a una multitud en donde la vida se prodiga. 

Quizás todos nosotros, modernos y en gran medida citadinos, nos cueste imaginar la escena de miles de personas en medio de la nada, reunidas junto a Cristo, bebiendo con gratitud sus palabras y olvidando que pasan las horas.
Seguramente muchas madres llevarían alguna que otra provisión para pasar el rato, más una estancia prolongada torna peligrosa con tanta gente carente de medios. Precisamente es la mirada pragmática pero, quizás, mezquina de los discípulos: es menester despedir a ese río humano, que se vayan a los pueblos y ciudades a comprar comida, que se arreglen.

Su postura es razonable pero no alcanza. Hoy mismo hay demasiados razonadores de miserias y justificadores del hambre, una maldición bastante contemporánea.
Pero la dinámica asombrosa de la Gracia, la santa ilógica de Reino nos vuelve a reclamar que es necesario desandar los imposibles y desertar con alegría de todos los no se puede.

El amor de Dios, su infinita y bondadosa providencia siempre es causa de vida en abundancia. Los mezquinos somos nosotros, y campea la miseria porque hay hombres miserables.

El impulso del Señor con -¡Dénles ustedes de comer! debe molestarnos, dolernos, movilizarnos las manos y, muy especialmente, el corazón: la solidaridad no es otra cosa que reflejo de esa bondad divina, y son los vínculos filiales como hijas e hijos suyos los que nos ponen prisas.

La solidaridad, la abnegación y el ingenio al servicio del prójimo desaloja el hambre y produce justicia.
Hay demasiado hambre en estos tiempos por varios factores, donde quizás los principales sean las idolatrías del poder y del dinero.

Nosotros, mínimos hijos de la Iglesia, humildemente serviremos a los hambrientos porque rendimos culto al Dios de la vida en el hermano.
...
Hoy, 7 de agosto, la Iglesia hace memoria de San Cayetano. El pueblo argentino tiene una afectuosa devoción para con este hermano santo, tan cercano a los trabajadores, y junto con él ruega desde hace tiempo por Paz, Pan y Trabajo. Está prevista la presencia de al menos un millón de peregrinos a su santuario aquí en Buenos Aires -cierto arzobispo de la ciudad, como fiel devoto suyo, era usual compartir con él la misa y el afecto con el pueblo creyente. Ese arzobispo es hoy el pontífice-

Hermanos, si tienen un minuto, suplico una plegaria por esos peregrinos y por todos aquellos que durante varios días los servirán en silencio y generosidad.

Paz y Bien



3 comentarios:

FLOR DEL SILENCIO dijo...

Gracias, por esta hermosa invitación, cuente con nuestra oraciones y muy unidos con todos vosotros. Dios mío, te amo, pero... ¡enséñame a amar!

Anónimo dijo...

¡Oremos! Gracias Ricardo.

Walter Fernández dijo...

San Cayetano, Amigo de los Trabajadores, Danos Paz, Justicia e Igualdad

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