El vino nuevo de la comunidad cristiana



Para el día de hoy (05/07/14) 

Evangelio según San Mateo 9, 14-17




En los tiempos de la predicación de Jesús de Nazareth coexistían, en simultáneo, distintas concepciones de convivencia y cosmovisión religiosa; podemos, entre ellas, mencionar a los fariseos, los publicanos, los esenios, los saduceos, los discípulos del Bautista, la incipiente comunidad cristiana de los seguidores del Maestro.

Dos de estos grupos tenían rasgos muy específicos. Por un lado, los fariseos -profundamente piadosos- observaban con extrema minuciosidad lo preceptuado en la ley de Moisés, evitando laxitudes religiosas, y suponiéndose receptores perfectos de todas las bendiciones por la acumulación de esos méritos de piedad y observancia. No estaban exentos tampoco de una lectura lineal y literal de las Escrituras, y por ello mismo devenían en un fundamentalismo extremo que no admitía a otros que no fueran pares, tales como ellos: esta comunidad es muy reducida, tal como su mismo nombre lo sugiere -fariseo implica separado-.

Por otro lado, los discípulos de Juan el Bautista predicaban un bautismo de conversión y una vida de penitencia, con el fin de acelerar los tiempos mesiánicos, de que la llegada del Mesías aconteciera cuanto antes.

Por eso mismo, el surgimiento humilde de la primera comunidad cristiana los confunde, los desestabiliza y los escandaliza. Porque en esa comunidad creciente no hay adhesiones voluntarias, sino que sus miembros se descubren felizmente llamados a ser hermanos. No cuentan tanto los méritos ni se buscan recompensas, pues sin merecimientos se les ha regalado a pura bondad Salvación y eternidad. No esperan que lo que hagan decida advenimiento alguno, pues saben que el Maestro siempre estará con ellos, que la Gracia los sostendrá, que el Espíritu encenderá sus vidas apagadas para que el Reino suceda y la Iglesia se edifique.

Ellos se han descubierto hijos y, por lo tanto, hermanos. En la comunidad cristiana se ha de beber el vino nuevo de la caridad, vino de fiesta, vino nuevo para vidas nuevas que celebran el milagro de la existencia.

Paz y Bien

1 comentarios:

pensamiento dijo...

Que podamos ser odres nuevos, para que Él, que es el vino llene nuestras vidas, gracias.

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