Como uno de tantos, desde los márgenes de la historia




Para el día de hoy (17/12/13):  
Evangelio según San Mateo 1, 1-17



(Desde una perspectiva racional y cientiífica, la genealogía de Jesús de Nazareth que ofrece el Evangelista Mateo es, cuanto menos, inexacta, errónea y confusa. No dán las matemáticas de las generaciones, hay notorias brechas de tiempo entre algunos personajes. Y para colmo de males -como ratificando su postura errónea- Mateo destaca la preponderancia de las mujeres entre los ascendientes de Jesús, algo impensado e imposible en la mentalidad patriarcal y religiosa de la época.

Pero los pretendidos errores de Mateo son maravillosamente deliberados. Esta extraña genealogía de Jesús es, ante todo, teológica, o sea, espiritual antes que histórica.
Por ello Cristo es descendiente de Abraham, del viejo pastor de Ur que por su fé amplia e inquebrantable se bendicen todos los pueblos de la tierra y de los tiempos.
Por ello Cristo también es descendiente del rey David, no sólo para responder a las expectativas mesiánicas de Israel: el Salvador no es una abstracción ni una figura simbólica, es Alguien bien concreto, con un rostro definido, con una hstoria que lo precede y que Él enaltecerá, un Salvador encarnado en una tribu de esclavos que, pacientemente, a través de os siglos, encuentra de la mano de su Dios la liberación y una identidad concreta.

Se destacan cinco nombres extraños, de mujeres sospechosas y hasta marginales en este sendero cuidadosamente establecido, y quizás podemos entrever que la Salvación tiene una importante faz de mujer antes que de reyes y guerreros.
Estas cinco mujeres son, en el mejor de los casos, marginales y muy irregulares, de conductas cuestionables.

Tamar es cananea, y mediante ardides -se disfraza de prostituta- confunde a Judá, logra tener un hijo con éste para que se mantenga viva la promesa de Salvación y no se quebrante la Ley.

Rahab también es cananea -extranjera y de pueblo enemigo-, que aloja en su hogar a soldados israelitas para que puedan ingresar a la tierra prometida luego de la travesía del desierto.

Rut es moabita -extranjera también- viuda y agobiada de pobreza, elige quedarse con el Pueblo Elegido, y por esa fidelidad se convertirá en la bisabuela del rey David, y por eso es transmisora y garante de que la Promesa siga en pié.

Betsabé -descripta por Mateo como la mujer de Urías- es una mujer hitita casada con un oficial del ejército, que es seducida y violentada por el rey David. Ella se convertirá en madre del rey sabio, Salomón.

María de Nazareth, una muchachita judía de aldea innominada y polvorienta, porta un embarazo sospechoso. Ella será madre del Salvador, del Mesías esperado, como si todas esas mujeres, a través de los siglos, la hubieran señalado en silencio.

Lo que cuenta es que Dios sigue haciendo música desde pentagramas torcidos y con instrumentos a veces muy desafinados.

Lo que cuenta es que ese Dios renueva la vida y la esperanza desde la periferia de todas las existencias, desde donde nada se espera.

Lo que cuenta es que Dios se ha tejido amorosamente en la historia humana, y que ese Cristo, su Hijo y nuestro hermano, ha nacido como uno de tantos, en un pueblo determinado, con una historia puntual que en cualquier otra circunstancia lo condicionaría, pero que Él resignifica y la hace eterna. Uno de tantos, uno de nosotros, el más humano de todos, para que toda la humanidad sea beneficiaria de esa Promesa nunca finalice, para que todos los pueblos brinden con la copa de la Gracia, para que desde los bordes mismos de la existencia se siga transformando la vida.)

Paz y Bien

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