Los yugos y los cansados



Para el día de hoy (18/07/13):  
Evangelio según San Mateo 11, 28-30



(El rostro de Dios Abba que revela Jesús de Nazareth es el de un Dios-con-nosotros, Dios Emmanuel, el Dios de la Encarnación que sale en la búsqueda del hombre, que se despoja de su divinidad en pos del bien y la plenitud de toda la humanidad. Es el Dios que es amor y perdón, compasión y misericordia, Dios Padre y Madre, Dios siempre cercano que nos llueve salvación.

Escribas y fariseos planteaban una imagen de un dios muy diferente, contrapuesta a la del Maestro. Ellos suponían a una divinidad absoluta y alejada totalmente de la creación, aislada en su trascendencia ontológicamente insalvable. Así entonces, a ese dios inaccesible que es a la vez juez severo y verdugo implacable, al que hay que aplacar mediante estrictas y normadas conductas piadosas, el dios de los castigos, de las condenas, el que impone enfermedades y sufrimientos y segrega como impuros e indignos a miríadas de pecadores.
Para evitar esos dolores, fueron acumulando a través de los siglos más y más exigencias a los fieles de Israel, del tal modo de volver esa fé insostenible y agobiante, preceptos y obligaciones que sólo generaban opresión y sometimiento, que doblegaban en su gravosidad la mayoría de los corazones, especialmente el de los pequeños y sencillos. Es que el miedo fué y será un arma poderosa de control.

Pero ahora es el nuevo tiempo, el tiempo de la Gracia, la cercanía asombrosa del Reino, y la clave de todo destino pasa por aceptar el amor de ese Dios Abba que quiere hacer todo por sus hijas e hijos, antes de las cosas que -suponemos- podemos hacer en su Nombre y por Él.

Por ello el Maestro habla del yugo: era la herramienta mediante la cual se uncían las bestias de carga -los bueyes- para que fueran por la huella prefijada, y mediante su fuerza y su peso no se desviaran jamás de la ruta que se le marcaba, camino seguido por la cerviz inclinada hacia el suelo a bruta imposición.

Su yugo es liviano, es nuestro descanso y es nuestra liberación. Porque en Él encontramos a raudales vida, liberación y bendición)

Paz y Bien

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