Ascensión del Señor, tiempo de bendición


Solemnidad de la Ascensión del Señor

Para el día de hoy (12/05/13):  
Evangelio según San Lucas 24, 46-53


(Es habitual y razonable establecer parámetros verificables o mensurables en espacio y tiempo: de allí el imaginarnos y representarnos la Ascensión del Señor como un desplazamiento hacia una lejana zona en lo alto del universo, tal vez como una ausencia que se resolverá en una escatológica segunda venida.
Desde esta perspectiva, esa ausencia no está carente de tristeza ni de dolores.

Sin embargo, la alegría que persiste firme en los corazones de los discípulos desmiente esos cálculos menores y erradica cualquier orfandad.

Jesús de Nazareth, crucificado y resucitado, no se aleja a una distancia infranqueable sino que ingresa definitivamente al misterio insondable de la plenitud de Dios, amor infinito que abraza y fecunda al universo.
Por ello los discípulos estarán siempre -aún en las peores y brutales persecuciones- con el alma revestida de alabanza, con el corazón floreciente de alegría.
Jesús no se muda, sino que se queda de un modo definitivo y totalmente pleno con ellos y con todos nosotros. 

Es promesa cierta de que la vida divina se ha abierto, espléndida y asombrosa, para toda la humanidad. Es la eternidad entretejida en la cotidianeidad, es la ratificación de ese amor infinito expresado en el misterio de la Encarnación.
Esa puerta se ha abierto, generosa, para siempre, para la plenitud humana, para la alegría y la vida que no perecen.

Jesús se marcha bendiciendo, y permanecerá vivo y presente allí en donde esa bendición sea transmitida con fé y corazón. Esa bendición ahora está en nuestras manos creyentes.

Una bendición de justicia, una bendición de salud, una bendición de paz, una bendición de liberación, una bendición de alegría, una bendición de compasión, de bondad y fraternidad que será tarea de todos los testigos, todos, sin excepción de vocación ni de función.

Es tiempo de bendición, es tiempo de bien decir y no podemos permanecer indiferentes ni quietos pues la bendición acontece en el aquí y el ahora)

Paz y Bien

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