La glorificación de Dios y la identidad



Para el día de hoy (28/04/13):  
Evangelio según San Juan 13, 31-33a. 34-35


(La comunidad cristiana no tiene escudos, símbolos, estandartes o confesiones eclesiásticas que la definan; todos ellos tienen su importancia, claro está, pero su identidad está signada para toda la eternidad a partir del amor.
Ese amor no está exento de sentimientos, pero está muy lejos de cualquier sensiblería o blanda banalización sin compromiso. Amar implica morir, morirse a uno mismo, morirse con decisión y sin ambages para la vida de los demás. Es la ruptura definitiva con el egoísmo y la soberbia, el quebranto de cualquier caparazón o coraza que impide aperturas. Porque se ama saliendo de uno mismo hacia el otro.

La identidad de la comunidad cristiana es el amor, y ese amor no está adjetivado: la comunidad cristiana es auténtica cuando profesa, vive y ama del mismo modo en que ama Jesús. La comunidad cristiana nace a la sombra del calvario, y aún entre el espanto de los maderos es capaz de entrever que la muerte no es definitiva, que hay más -siempre hay más-, que los violentos y los opresores no tienen destino y que, a pesar de todo, no se esgrimirá venganza ni se asume con ansias un hambre de triunfo aplastante sobre el enemigo.

Extraña batalla. No es cosa de Dios mandar a otros a la muerte, ni derramar sangre ajena. Sólo vale la propia, en ofrenda para que nadie más se muera, para que no haya más crucificados, para que con todo y a pesar de todo se disipe la noche.

La comunidad cristiana se compone de mujeres y hombres que con cada respirar glorifican a Dios, la mayoría de las veces sin palabras ni gestos ampulosos. La comunidad cristiana glorifica a Dios cuando ama como Jesús ama, en fidelidad extrema hacia el prójimo que edifica a cada paso, donde cada persona -aún el enemigo más abyecto y hostil- es un hermano, y donde los pobres y los pequeños están en sus ansias de cuidado, ansias plenas de liberación y plenitud que se parte y reparte con la misma generosidad de Jesús de Nazareth, el pan de vida)

Paz y Bien

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