Con la mirada en alto, con el corazón esperanzado


Para el día de hoy (29/11/12):  
Evangelio según San Lucas 21, 20-28

(Jesús de Nazareth, a la vista de Jerusalem, anuncia treinta años antes su destrucción.
La Ciudad Santa será arrasada por las legiones romanas, del Templo sólo quedará una fracción de pared externa, sus habitantes serán pasados a degüello, dispersados o vendidos como esclavos.
No sólo será una tragedia humanitaria por las montañas de muertos; será una tragedia para todo Israel, pues su vida orbita alrededor de ese Templo y Ciudad santas. Ellos estaban atados a esa tierra que creen que Dios les ha dado, atados a ese Templo en el que creen que su Dios habita, atados a toda una historia.

También vaticina que habrá señales cósmicas que presagiarán el fin del tiempo, e inundarán de temor a las almas de hombres y mujeres.

Pero es tiempo de la Buena Noticia.

Los que siguen al Maestro no dependen de edificios sagrados, de sitios predeterminados, no son prisioneros de una raza, de una ideología o de preceptos religiosos excluyentes.
No creen en que la Salvación es para unos pocos elegidos, pues en todo encuentran la mano bondadosa de Abbá.
No permiten que el miedo les gane la partida. A pesar de todos sus temores, a pesar de tantos signos que dirigen sus ojos a zonas oscuras, se mantienen en pié, firmes en su confianza, vestidos de esperanza.

Saben que el Dios de la Vida no los ha dejado librados a su suerte, y que la historia se ha vuelto kairós, tiempo santo tejido por Dios y el hombre.
Tienen templos que veneran, y son cada mujer y cada hombre, templos vivos de ese Dios que los ama entrañablemente. Con todo y a pesar de todo, la historia es bendición y no será consumida por tragedias, será consumada por amor infinito, por Aquél que regresará y que, sin embargo, nunca los ha abandonado.

Viene Aquél que muchos esperan en silencio, vestido en la gloria asombrosa de un Niño, desde la ternura de una muchacha campesina, un Dios hecho hombre, hecho historia, hecho uno de nosotros.

Los que siguen a Jesús de Nazareth pueden levantar la mirada esperanzada porque nunca han dejado de mirar hacia abajo, a lo más bajo, a los que han caído y no pueden levantarse)

Paz y Bien



2 comentarios:

Natalia Casco dijo...

Es tiempo de la Buena Noticia...
Cariños, Naty

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

De la Buena Noticia, de la mejor de las Noticias, de esa Noticia que es imposible guardarnos, y es que Dios nos quiere
Abrazo grande
Paz y Bien
Ricardo

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