Señor, ¿a quién iremos?

Para el día de hoy (28/04/12):

Evangelio según San Juan 6, 60-69

(Muchas de esas personas expresaban en voz alta nuestras propias quejas: el modo de hablar del Maestro es intolerable, no hay modo de hacerle caso. Él quiere nuestro atrevimiento en el éxodo consciente de atravesar las fronteras de lo razonable, de lo previsible, de las llamadas buenas costumbres. Hacer todo lo que Él dice -como decía su madre- implica desalojar el egoísmo de nuestros destinos.
Y para colmo de males, anda diciendo que a Dios se le rinde culto no tanto en los templos, sino en el hermano, y que la gloria de Dios es que el pobre viva!
Es todo un descalabro insoportable para nuestras cómodas vidas religiosamente organizadas, para nuestras piedades estáticas, para nuestra fé desencarnada.

Quizás debamos regresar de tanto camino erróneo, de senderos equivocados, y la Resurrección -para que sea nuestro hecho fundante- implique desaprender tantos conceptos e ideas que nos dirigen hacia la nada y a certezas de muerte.
Sólo regresando desde ese Espíritu que todo lo anima y sostiene la materia adquiere su significado verdadero, sólo es posible la Encarnación -nada más ni nada menos que Dios con nosotros- a partir de la tierra fértil de esa muchacha judía que dice Sí! y con el amor insondable del Espíritu que siempre genera vida en donde sopla y se hace presente.

Tal vez, en cierto modo, nuestras existencias sean el relato de constantes fugas y negaciones. Por ello mismo nos refugiamos en doctrinas, en dogmas sólidos, en cultos vacíos de corazón, en ideologías plagadas de intereses mezquinos porque negamos a ese Espíritu que es nuestra luz y nuestra alegría.

No hay modo, no hay sitio ni hay nadie que pueda sustituirte, Señor.
Sólo vos tenés Palabras de eternidad, sólo con Vos es posible que el pan compartido se haga infinito y santo, sólo en Vos se nos abren las puertas a esa vida que nos amanece y no tiene ocaso)

Paz y Bien

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