Entre desperdicios

Para el día de hoy (08/03/12):
Evangelio según San Lucas 16, 19-31

(Ese hombre vivía de banquete en banquete, lujosamente vestido y muy bien acompañado. Sin embargo, ese hombre carece de nombre en el relato, se ha disuelto su persona entre lujos, se ha disipado su identidad en el cerrado culto a su ego.

A su puerta, como un desecho que se evita y se ignora está Lázaro, pobre de toda pobreza, suplicante de migajas sobrantes que calmen su hambre, cubierto de llagas en su piel, revestido de marcas de esas llagas de miseria y exclusión, es ignorado con pavorosa constancia desde esas mesas de banquetes fútiles, del despilfarro, de la riqueza obscena; sólo tiene como compañeros unos perros solidarios que lamen sus llagas.
Llamativamente, no se dice si es un hombre religioso o nó lo es, si confía, si es santo o pecador. Para él no hay banquetes, ni compañía ni vestido. Lo que cuenta es su dignidad humana menoscabada, humillada, ignorada. Entre ambos, hay un terrible abismo de injusticia.
Aún así, para Jesús de Nazareth él sí tiene nombre propio.

Ambos -el hombre rico y Lázaro- finalmente mueren.
Lázaro es llevado al señor de Abraham por los ángeles, pues a nadie tiene, no hay nadie que se ocupe de su sepelio; pero también, es símbolo de esa vida para siempre, de su permanencia y preferencia en las honduras del corazón de Dios.
En cambio, el rico es enterrado y no tiene otro destino que su mismo perecer definitivamente; por eso habitará la morada de los muertos sin esperanza.

Imaginar que la Palabra nos refiere solamente a circunstancias post mortem, especificadas de acuerdo a los méritos vividos, es un error grosero bastante cercano a la postura del rico de los banquetes. El Reino acontece aquí y ahora, y la Salvación tiene el perfume y el color del hoy, presente santo, tiempo de Dios y el hombre, y al igual que esos ángeles nos toca ser mensajeros de noticias buenas para quienes han quedado relegados al olvido y la miseria.

Hay un compromiso concreto y pendiente: que no haya más hermanos que apenas sobrevivan entre la basura, y que otros tantos no desperdicien sus existencias siendo causa de esos dolores, por acción o por omisión.

Es el compromiso de la Gracia, es la Buena Noticia de la plenitud)

Paz y Bien

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