Signo y presencia

Para el día de hoy (29/02/12):
Evangelio según San Lucas 11, 29-32

(Las palabras del Maestro son duras, muy duras: le exigen una señal ratificatoria de la voluntad divina, un artificio deslumbrante y mágico, que esté revestida de espectacularidad. Esa señal sería fedataria de que Jesús era el Mesías que venían anunciando de antaño la Ley y los profetas.

En sí, la exigencia es denunciada por Jesús como propia de una generación per-versa, y debemos entender el término en contraposición a generación con-versa.

Hasta la inauguración del tiempo de la Gracia y la Misericordia, las señales conocidas eran señales de llamada a la conversión bajo amenaza de divinos castigos y amenazas establecidas.
Pero Jesús de Nazareth ha revelado el rostro bondadoso de Dios Abbá , y sus signos definitivos serán vida, esperanza, liberación expresados en la señal mayor, la resurrección, el amor que derrota toda muerte.

Tal vez por ello no hay que buscar signos torvos hechos a medida de nuestras mentalidades escasas, signos de resignación o de una religiosidad que se acota al cumplimiento de preceptos, de culto sin corazón, de templo de piedra sin alma.

Están allí: los que no saben más que, humildemente, ofrendarse por el bien de los otros. Los hambrientos de justicia. Los sedientos de liberación. Esas almas nobles con las que siempre contamos -a veces si darnos cuenta- porque están silenciosamente presentes, disponibles a la mano compañera, al auxilio generoso, a la solidaridad incondicional.

Aquí hay uno más que Jonás, y uno más que Salomón dicta la justicia que se expresa en la Misericordia de Dios, en Jesús de Nazareth. Y sus hermanas y hermanos, hijas e hijos dilectos de su Padre, continúan sin estridencias siendo signo y presencia en todas nuestras noches para que lleguemos a buen puerto)

Paz y Bien


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