Un Cristo inesperado, un Mesías sorprendente

San Bartolomé, Apóstol


Para el día de hoy (24/08/11):
Evangelio según San Juan 1, 45-51

(En el transcurrir de nuestras existencias, seguramente hemos de encontrarnos con Felipes que aparecen y nos llevan a Jesús, invitándonos a ver que hay más -siempre hay más- que otra vida es posible, que junto a otros podemos encontrar a quien es nuestra liberación y nuestra alegría.

Felipes que han sido llamados personalmente por Jesús: es Dios quien siempre toma la iniciativa. Felipes de corazones encendidos, corazones ardiendo como aquellos peregrinos en el camino a Emaús.

Aún así, Natanael hace un cuestionamiento razonable: ¿algo bueno puede venir de Nazareth?. La polvorienta aldea galilea no cuenta para los esquemas tradicionales y establecidos en cuanto a lo que se espera sobre el Salvador.

La Ley y los Profetas se cumplen, pero Dios se mueve de una manera extraña. Parece que Dios gusta de jugar a las escondidas para las mentes más estructuradas, y se revela de un modo insospechado.

El Cristo que se nos regala sale al encuentro de la humanidad de una manera inesperada.

¿Acaso puede salir algo bueno de Nazareth, de las villas, de las favelas, de los barrios periféricos, del extranjero?...
Aquello que inquietaba a Natanael tiene una patente vigencia: el Salvador se manifiesta en donde menos se lo espera, en lugares no exentos de sospecha, en comunidades a menudo polvorientas, mínimas, insignificantes.
Este Redentor no deja ni dejará de sorprendernos.

Sin embargo, es posible ir más allá del estupor inicial, y tomar impulso desde el asombro. Como Natanael, desde un ámbito dialógico -la oración- y a pesar de toda una carga previa de preconceptos, de todo un bagaje de doctrinas gravosas, podemos descubrir a Jesús bajo nuestras higueras de espera y mansedumbre.

Nos anda mirando desde siempre, nos conoce bien.
Con el convite de esos Felipes de la Buena Noticia que es novedad buena perpetua, mujeres y hombres sin doblez, sinceros y capaces de dejar atrás todo lo que los detiene se vuelven capaces de descubrir a ese Maestro que cada día se hace encuentro, de un modo inesperado y sorprendente como la misma Gracia que expresa el amor eterno de Dios para con la humanidad)

Paz y Bien

2 comentarios:

Unknown dijo...

Un buen creyente de su religión, apelado por su Dios en algo imposible, siempre exclamará "¿Acaso puede?"
Luego ira, verá... y sabrá

En el Amigo
al + mc

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Es verdad...aunque a menudo para esa Pascua hace falta mirada de niño, capacidad de asombro, alegría por los dones
Un abrazo
Paz y Bien
Ricardo

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