Tiempo anawin, hora de niños

Para el día de hoy (09/08/11):
Evangelio según San Mateo 18, 1-5.10, 12-14

(Al igual que los discípulos, estamos demasiados preocupados por sitios y privilegios, rangos y ascendencia, títulos y prebendas. No hemos de engañarnos y manda una necesaria sinceridad, aún cuando la respuesta nos golpee el orgullo tan enquistado en nuestros egos.

Pero a la vez, es menester ponerle el pecho a la respuesta que nos sale al encuentro: a menudo le hacemos a Dios preguntas de las que ya imaginamos que respuesta queremos escuchar.
Sin embargo, Dios siempre nos sorprende y lo que nos contesta puede ser contundente y revolucionario pues no nos habla de teorías o conceptos, sino de la vida que florece a diario, de una vida que puede y debe ser mejor, plena, increíble.

La escena no puede ofrecer un contraste mayor: en medio de esos hombres adultos y fornidos, seguros en sus ambiciones, Jesús ubica a un niño, una criatura asustada que se pierde entre esos extraños, tal vez un gorrión de la calle que sólo quiere escaparse de ese entorno que lo agobia y angustia.

Y el Maestro abre las aguas: si esos hombres prudentes y firmes en sus razones no tuercen el rumbo, no llegarán a buen puerto, no tendrán destino, no entrarán en el Reino de los cielos.
Y si eso significa desandar todo un trayecto de décadas, bienvenido sea.

La hora del Reino significa que es tiempo de anawin y niños, un aquí y ahora en el que nos vamos descubriendo deficientes y necesitados de auxilio, frágiles y muy a menudo quebradizos que sólo encuentran el amparo en los brazos de un Dios que es Padre y Madre.
Aún así, esto no implica el cómo nos paramos delante de Dios, sino también y especialmente como somos y actuamos para con los demás: sólo el que se hace ínfimo será el mayor entre todos y así y todo no lo reconocerá, pues su sol está en otro cielo.

Una comunidad que no tenga a los niños por centro, no es comunidad; como mucho será un club social con pretensiones religiosas.
Mujeres y hombres incapaces de volverse niñas y niños en sus corazones, se resignan a vivir en las sombras de sus apetitos personales, alejados de Dios y de los otros.

Es claro que no es fácil, pues toda conversión es dolorosa. Pero sin esa Pascua, Jesús seguirá siendo una figura históricamente atractiva y emocionante... pero nó nuestro hermano y Señor, compañero y Maestro.

Tiempo anawin, hora de niños que navega hacia el horizonte de los brazos de Dios desde un aquí y ahora transformado, con la confianza de los que todo esperan de Aquél que jamás nos abandona)

Paz y Bien


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