La única riqueza sorprendente

Para el día de hoy (27/08/11):
Evangelio según San Mateo 25, 14-30


(La cruz está muy cerca: con esa certeza, el Maestro tiene la urgencia de enseñar las cosas del Reino a los suyos y a todo el que se anime a escuchar.

Es menester recordar que las parábolas son la manera que tiene Jesús de orientarnos la mirada más allá de lo evidente; por ello mismo, la literalidad es ajena y todo debe ser rumiado desde la perspectiva de la cruz, el amor mayor.

Y si, a pesar de ello, insistimos en una lectura lineal, las conclusiones serían gravosas. Nos encontraríamos con un dios-dueño poderoso que domina a sus siervos y a otros, que premia y castiga con inusitadas rapidez y dureza.
Más todavía: lo sucedido en los últimos tiempos en la inhumanidad y crueldad de los ámbitos financieros, haría que nos inclinemos y defendamos la actitud del servidor que enterró su moneda, desconfiado de bancos y especulación financiera. Así también, es más que probable que los otros servidores hayan procurado los réditos descritos sumergiéndose sin un ápice de vergüenza en la especulación y en la usura.

Todo esto bien lejos, en las antípodas del Dios de Jesús, Abbá Padre suyo y nuestro.
La clave es lo dado, la gratuidad, la misericordia impredecible y sorprendente de Dios, que se brinda a todos sin límites.

Lo obvio a veces se nos escurre como arena entre los dedos: la Gracia es don, regalo y sorpresa, pero no nos pertenece.
No hay condiciones previas, no se brinda a los que cumplen o acumulan méritos específicos -a algunas almas mezquinas, hasta puede gratamente molestar que la Gracia se derrame en sitios recónditos y en quien de antemano se le excluye esa posibilidad-.
Y hay un específico llamado de atención a aquellos -quizás nosotros mismos- que pretenden enterrarla en pozos de normas, preceptos y doctrinas, y que tratan de anteponer pertenencias previas para acceder a la Misericordia.

Bendito sea Dios por su Gracia, que es agua fresca e incontenible en estas existencias a menudo resecas y agobiadas.
Lo verdaderamente valioso es que ese Dios de Jesús es un Padre que nos quiere y una Madre que nos cuida aún siendo malos, aún cuando muchos lo rechazan y otros tantos ni siquiera sospechan de su existencia.

La Gracia es el sustento de la vida y del cosmos)

Paz y Bien

1 comentarios:

millonario dijo...

simplemente debemos hacer lo que Dios nos dice, de esa forma viviremos bien en la tierra y en el cielo.

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