Del buen rebaño

Para el día de hoy (15/05/11):
Evangelio según San Juan 10, 1-10

(Jesús antepuso el bien de los demás a todo, inclusive a sí mismo.
Por ello, estas simples líneas son una invitación a mirar y ver al buen rebaño, ése que siempre es cuidado por el Buen Pastor eterno.

El rebaño se congrega en un redil que no es corral ni prisión, que antes que cercas está delimitado y definido como recinto amplio en donde las ovejas, ante todo y obviamente, se encuentran vivas, y con vida abundante.
En ese recinto dejan de ser masa anónima, variable que se cuantifica o ganado en pié que vale por su cantidad y por su relevancia en el mercado.
En ese recinto y por virtud del pastor, no es posible el anonimato impuesto, pues todas y cada una de ellas son reconocidas en su singularidad, son pensadas y queridas, protegidas y reconocidas desde sus mismos nombres.

A ese recinto no se ingresa por puerta con cerrojo o tranquera fuerte: el Buen Pastor es la puerta protectora del rebaño, y sólo puede accederse a través de Él.
No obstante, sabemos bien que a menudo irrumpen salteadores y ladrones -muchas veces, dolorosamente bienintencionados- por cualquier otro lugar que no es la puerta santa, y allí se vulnera lo sagrado del buen rebaño.
Entonces, las ovejas ya no son importantes en su identidad, y si alguna falta o es robada o rueda precipicio abajo carece de importancia. Una oveja perdida es sólo una más entre tantas.
Entonces también las ovejas dejan de ser únicas y valiosas en sí mismas, para trocarse en el cruel más o menos del juego mortal del mercado.

Y una evidencia primordial: para acceder a ese recinto, para ingresar allí en donde el rebaño se descubre verdaderamente valioso, la puerta es el mismo Buen Pastor; un ingreso violento, falaz y no deseado supone destruir la puerta, derribar al Buen Pastor, y esto lo sabemos y conocemos.
EL Buen Pastor es aquel siempre dispuesto a dar la vida protegiendo a sus ovejas.

La enseñanza de Jesús de Nazareth, nuestro hermano y Señor, el Buen Pastor eterno es hoy una invitación que no se acota a géneros ni a estados de vida religiosa.
Es propuesta y vocación a pastoras y pastores en ciernes, humildes y servidores, capaces de reconocer el valor único y trascendente del rebaño y de cada una de las ovejas, ovejas que deben ser cuidadas y protegidas, respetadas y amadas en su identidad única y personal, defendidas de tanto salteador y ladrón, y que jamás -por ningún motivo- deben ser vendidas y ofrecidas para su explotación.

La invitación está hecha, y quizás -sin saberlo aún- muchas pastoras y pastores desde el silencio, hoy mismo están cuidando con sus vidas del buen rebaño que nos ha confiado Aquel que vive y permanece entre nosotros a pesar de la muerte)

Paz y Bien

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