El otro ayuno


Para el día de hoy (11/03/11):
Evangelio según San Mateo 9, 14-15

(En este tiempo santo inaugurado por Jesús -tiempo de Dios y el hombre- no hay nada más ajeno que los rictus de tristeza autoimpuesta y los amores rituales. Particularmente y entre estos últimos, está el ayuno.

Por eso el Maestro no prohibe directamente a los suyos la práctica ancestral de ayunar como modo de acercamiento a Dios, sino que se opone al porque sí, a la privación programada de alimentos en una fecha determinada. Antes bien -Él mismo lo hizo en el desierto- el otro ayuno, el que es camino de santidad es aquel que se orienta al reencuentro con Dios y con el hermano.

Es cuestión de amor: es muy duro y cruel imponer privaciones a quien pasa hambre, bofetazo inmisericorde de torpe tradición.
Por eso junto al profeta Isaías, hemos de recordar que el ayuno agradable a Dios es partir el pan con el hambriento, vestir al desnudo, volver la mirada y la existencia al hermano que pasa necesidad.

El Dios de la Vida ha convidado a su Mesa a toda la humanidad, y en ese banquete tienen asientos preferenciales los pobres y los que han sido desechados por el mundo.
Por eso mismo hay un ayuno santo, ése que implica privarse con amor y alegría de alimentos para aliviar el hambre de al menos un hermano, es la decisión libre y cordial de ayunar para que ya no haya más ayunos obligados, impuestos, ofensivos.

En este camino de desierto, pero con la mirada puesta en el alba de la Resurrección, Dios reafirma sus esponsales con toda la creación y nada ni nadie puede separarnos de la Gracia y la alegría)

Paz y Bien

2 comentarios:

Edit dijo...

Me quedo con esta frase:
" el ayuno agradable a Dios es partir el pan con el hambriento, vestir al desnudo, volver la mirada y la existencia al hermano que pasa necesidad."
Renunciar para dar lo mejor al hermano.
Te dejo mi cariño y mis mejores deseos para este fin de semana.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Es una contradicción aparente, empobrecerse a favor del otro para hacerse verdaderamente rico, asumir las lágrimas y el dolor del otro para vivir una alegría sin fin... Por allí quizás sea nuestro regreso a su Casa, para no quedarnos en una caridad ritual, vacía de alma y negada de todo corazón.
Un abrazo grande y que tengas una semana mansa y fructífera con los tuyos.
Paz y Bien
Ricardo

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