El más humano de todos nosotros


Para el día de hoy (13/03/11):
Evangelio según San Mateo 4, 1-11

(Jesús se retira al desierto -lo realizaba con frecuencia- para ayunar y orar.

Cuarenta días, cuarenta noches, cuarenta años de desierto de tribus emigrantes, cuarenta décadas de esclavitud de un Pueblo elegido, cuarenta días de regreso interior que llamamos Cuaresma.

Y la Palabra es explícita: es conducido al desierto por el Espíritu para ser tentado por el Adversario. No es una cuestión menor: asume en sí mismo los golpes de la vulnerable condición humana, con sus flaquezas, sus debilidades y carencias.

En ese momento extremo -desfallece de hambre- es tentado a abandonar todo para satisfacer su necesidad individual; sin embargo, el mismo Espíritu que lo ha llevado lo sostiene, y se yergue entero sabiendo que no basta el pan, su alimento está en la Palabra que sale desde la boca de Dios. Y más aún, Él mismo se hará pan que se partirá y abundará para que nadie pase hambre.

También lo golpea un ansia de fama y gloria, producto efímero de aferrarse a lo que perece, templo de piedra. Él se afirmará con rapidez, sabedor profundo de lo eterno, de ese Dios ajeno a todo éxito.

Y no falta la tentación del dominio, del poder, de la opresión. Pero el ama a su Padre y es obediente -escucha atentamente- a la Palabra. Es ante todo un servidor, no quiere ser servido.

Extraño Mesías éste, que se robustece en el hambre, que se afirma en aparentes fracasos como la cruz y que entiende al poder como servicio, desde la sencillez y la humildad, fiel hasta las últimas consecuencias como son fieles tantas hermanas y hermanos nuestros desde el silencio y el compromiso por una vida digna y plena.

Asumiendo nuestros dolores y carencias, es el más humano de todos nosotros.
Jesús es Dios y Dios es Jesús, y su humanidad no es un conveniente disfraz, sino más bien toda una vocación para todos aquellos que decimos seguirlo)

Paz y Bien

2 comentarios:

Caminar dijo...

Es cierto, El es el más humano de todos nosotros. Vamos con El al desierto y que allí nos enseñe.
Un abrazo

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Gracias por tus palabras, hermana. Que el Espíritu nos vaya llevando de la mano a su encuentro, en este desierto cuaresmal, a desaprender tanto que es lastre y nos somete, y a aprehender todo aquello que nos permita volvernos mujeres y hombres de trigo, con destino de pan.
Un fraterno saludo en Cristo y María
Paz y Bien
Ricardo

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