Forasteros

Para el día de hoy (13/09/10):
Evangelio según San Lucas 7, 1-10

(Pertenecía a otro pueblo, cultura e idioma distintos. A la vez, tenía su relevancia dentro del ejército de ocupación imperialista. Probablemente, era poseedor de esclavos y profesaba una religión que estaba en las antípodas de la de Israel.
San Lucas nos añade que, a pesar de todo esto, este oficial romano era tenido en gran estima por los paisanos del lugar, por respetar sus costumbres y sus creencias. Inclusive, hasta les había construido una sinagoga.

No obstante, el hombre se sabía forastero, extranjero en esos lugares. Y desde ese lugar en el que se descubre y ubica, reconoce al Maestro, confía en Él.
En esa confianza, no pide nada para sí, sino para un sirviente enfermo; hasta se considera indigno de dirigirle la palabra a Jesús, por eso envía a algunos conocidos a hablarle. Menos aún, que el Señor ingrese en su casa.
Le basta su Palabra, cree en su corazón en el poder de ese galileo.
Y sucede el milagro por la de ese soldado, que es exaltada por el Maestro.

Quizás nosotros debamos descubrirnos forasteros también, indignos de que Él venga a nuestra casa. Porque el forastero es, tal vez, el que mejor está capacitado para valorar la hospitalidad, la generosidad de quien abre las puertas de su hogar.
Y también hacernos uno más entre tantos miles de hermanos nuestros ilegales por haber nacido, extranjeros de todo lugar.

Somos forasteros en la casa del Padre, y por eso mismo, el regalo es aún más valioso.
Ese hogar nos es tan ajeno, y sin embargo tenemos todos y cada uno de nosotros un lugar... No sólo en un futuro, sino ahora mismo.

Cuando verdaderamente nos descubramos forasteros e indignos de que Él entre a esta casa que llamamos existencia, por la ventura de la verdad que echa raíces en esa humildad, sucederán los milagros)

Paz y Bien



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