Desde la paciencia


Para el día de hoy (27/07/10):
Evangelio según San Mateo 13, 36-43

(Jesús se alejaba de la multitud y regresaba a la casa en donde residía en ese momento. Allí se le acercan los discípulos y le piden que les explique la parábola de la cizaña en el campo.
El Maestro ha sido claro en su enseñanza, las gentes lo han comprendido; pero en sus amigos quieren aprender en profundidad, dejar que les enseñe, comprender desde un ambiente de intimidad y amistad.

Allí está la clave de nuestra espiritualidad; mejor aún, de nuestra existencia. Sólo desde una escucha atenta, en una íntima amistad con Él podemos aprender y comprender lo que nos enseña.
Cualquier otro intento es incompleto, hasta estéril, pues queda en el plano de la razón pura. Su Palabra ha de transformarnos.

Aunque portemos la buena semilla, la cizaña aflora en nuestro sembradío y a nuestro alrededor. Pero errado es pretender arrancarla: el trigo mismo se pone en peligro.
Hay que confiar: el trigo -que tiene destino de pan- finalmente resplandecerá al sol, más allá de toda cizaña que amenace su crecimiento.

No somos dueños del terreno; sin embargo hemos de estar atentos a como actúa el Dueño del campo.
Él tiene paciencia, una paciencia infinita que expresa ternura y misericordia.
Siempre hay tiempo para crecer y florecer al sol. Hasta la cizaña más fiera puede transformarse en trigo fuerte y noble.

Como pequeños sembradores, o mejor aún, como hijos, hemos de seguir los pasos del Dueño.
Paciencia, paciencia y más paciencia que erradique toda violencia. La cizaña puede ser molesta y peligrosa pero no tiene otro destino que el de perecer.

Tal es la paciencia del Dueño que hasta los Caifás, los fariseos y los Pilatos de todos los tiempos tienen posibilidad de dar frutos buenos y santos.

No hay mucho más que pensar: Él cree y confía en nosotros, infinitamente más de lo que nosotros creemos y confiamos en Él)

Paz y Bien

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