Nicodemo, o renacer al misterio

Para el día de hoy (12/04/10)
Evangelio según San Juan 3, 1-8

(Nicodemo era un hombre importante entre los fariseos; su relevancia pasaba no sólo por su posición social y económica, sino también por sus conocimientos de la Ley. Por eso mismo intregraba el Tribunal Supremo de Israel, el Sanedrín.

Muy probablemente era un hombre de profusa piedad y nutridos conocimientos; a la vez, bullía en su alma un fuego de justicia, y algo lo ligaba a ese Rabbí de Galilea.
Recordemos: Nicodemo sería la única voz valiente que apelaría a la conciencia de sus pares en el juicio injusto del Sanedrín a Jesús.
Y en una tumba de su propiedad -probablemente excavada para él mismo- reposaría el cuerpo muerto de Jesús.

Nicodemo vá en la noche a ver a Jesús: vá en el atardecer de su vida -era un hombre de avanzada edad-, vá al caer la tarde y asomar la noche, pero especialmente vá en la noche oscura de su razón.
Porque una razón aferrada sólo a la limitación de sus ideas, al alambrado de sus manuales y tratados es una razón con destino borroso, opaco e incierto.
Ha perdido la capacidad de aceptar y degustar el misterio, lo inconmensurable, lo que está más allá de sus límites.

Y, precisamente, el Reino de Dios es el Reino de lo inesperado, el trigal de las sorpresas.

Aunque Nicodemo tenía en gran estima al Maestro, sólo lo miraba desde la mirada que le permitían sus propios lentes. Esa miopía de su corazón le decía que los signos -los milagros-, provenían de Dios...pero nada más.
Y un signo es literalmente eso, signo, segno, señal; lo que importa no es tanto el acto milagroso sino más bien hacia donde se apunta, por cual vereda se quiere que transitemos.

El Maestro sabe mejor que nadie qué urdimbre hay en cada corazón: por eso, impulsa a Nicodemo a ir más allá, a descubrir el aquí y el ahora del Reino de Abbá Padre suyo y nuestro.

Ni modo: Nicodemo insiste en medir con la vara de la lógica humana la ilógica maravillosa de la vida en el Espíritu. Por esa razón entiende el renacer en su literalidad y no en su significado profundo.

Todos tenemos mucho de Nicodemo, y en cada uno está el impulso ¡diario! a nacer de nuevo.

Hemos dado el primer paso desde el Bautismo: desde esas aguas nacimos a la vida de hijas e hijos de Dios.
Pero no basta, y la noche se acerca.

Hay que nacer de nuevo, a la libertad plena del Espíritu, ese Viento de Dios que tiene una dirección y un rumbo precisos, pero que erróneamente creemos a veces que podemos conducir.

El Espíritu nos llevará a lugares impensados dentro del propio corazón. Y en este sino de pescadores que somos, debemos izar nuevas velas: las que se despliegan y se muestran alegremente henchidas cuando descubren el misterio.)

Paz y Bien

4 comentarios:

Sor.Cecilia Codina Masachs dijo...

Muy buena reflexión, Ricardo,pero como vemos a pesar de su miopía, a lo ciego , seguía a Jesús, el quería renacer, pero no entraba en sus planes primero morir con el consecuente dolor que ello implica.
Le dejo con mi ternura.
Sor.Cecilia Codina Masachs O.P

Unknown dijo...

Antes de nada: gracias por aceptar mi invitación de compartir amistad con el Amigo. Más aun con la de amigos que visitan tu blog.

Siempre me maravilló la figura de Nicodemo. Creo yo, que a cualquira a quien nuestro buen Padre Dios ha querido regalar (o cargar) con un poco de más inquiedtud (vulgo inteligencia).
De entre ellos (y perdón por la inmodestia) me identifico más con Unamuno
No estoy muy de acuerdo en que Nicodemo vea a Jesus desde una pespectiva lógica.
Lógicamente, quiere comprenderle.
Pero, pese a toda lógica, lo hace. Y le escucha.
Y SE CONVENCE.
Quiera Dios Padre, que logicamente o a pesar de toda lógica, TODOS nos convezcamos
Gracias, de nuevo, por tu amistad en Cristo
¡Ya me faltan menos para el millón!

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Así es, querida sor Cecilia: la figura de Nicodemo es magnífica como ejemplo de tenacidad en la fé. El amaba a Jesús y a pesar de no entenderlo, lo seguía.
Lo que nos cuenta la Palabra es todo un ejemplo de camino de conversión.
Gracias nuevamente por su presencia y sus palabras.
Le envío un afectuoso saludo en Cristo y María para usted y su comunidad.
Paz y Bien
Ricardo

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Bienvenido hermano, y caminemos estos pasos -al igual que Nicodemo- hacia una conversión plena.
Gracias por tus palabras.
Un saludo fraterno en Cristo y María.
Paz y Bien
Ricardo

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