Dos Marías

Sábado de la Octava de Pascua

Para el día de hoy (10/04/10)
Evangelio según San Marcos 16, 9-15

(El Dios de la Vida no quiso dejar a sus hijas e hijos librados a su suerte, esclavos de sus miserias; por eso hizo morada entre nosotros, uno más entre todos.
Para ello, el Todopoderoso... le pide permiso con una delicadeza increíble a una ignota muchacha judía de una aldea con no muy buena fama.
La primacía del Emannuel, Dios-con-nosotros, vendría por la fé y el amor de esa muchacha, María de Nazareth.

Dios con nosotros, Dios entre nosotros, Dios salva: el Hijo de esa muchacha galilea y de Abbá caminó tres años revelando la Buena Noticia de que Dios nos ama por sobre todas las cosas; y que nos ama hasta el fin.
A tal punto, de afrontar el cáliz terrible de la muerte en la cruz.

Pero no era un final, sino un nuevo comienzo: ese hijo de María, Jesús, habría de resucitar.
La muerte ya no tendría la última palabra, y ésa misma, la mejor de todas las noticias, había de avisársela a sus amigos.

Jesús es Dios y el Dios de la Vida es Jesús, y ha vencido a la muerte, y existe en la historia de la Salvación otra mujer, otra María que tendrá la primicia del fin de la noche.

María, la de Magdala, llamada la Magdalena.
Se han dicho demasiadas cosas acerca de ella; no hace mucho tiempo, bajo el pretexto de una profusa investigación, se ha construído una enorme falacia que dió por resultado un pingüe negocio editorial y fílmico.
En la Tradición de la Iglesia, lamentablemente se la ha pretendido estigmatizar asociando su imagen a la de una prostituta conversa...Nada más erróneo.
Y tristemente, los mismos apóstoles descreyeron del testimonio maravilloso que ella portaba: ¡Jesús está vivo!

María de Magdala, desde su fé y su amor, se convierte en discípula y evangelizadora, aún antes que los mismos Once y en su misma estatura y dignidad, y dá el testimonio del Resucitado -el testimonio que a la vez, dá sentido a nuestras vidas y es nuestra misión: anunciar la Buena Noticia a toda la creación.

María de Nazareth, Madre de Jesús y Madre Nuestra.
María de Magdala, testigo y evangelizadora.

Han pasado siglos y aún seguimos teniendo graves discusiones y exclusiones por cuestiones de género.

Dios ha hablado: Dios ha confiado en quien nadie confía, y desde ellas revela a su pueblo su rostro materno.

Ese mismo Dios que se nos revela Padre y Madre.

Quiera el Espíritu del Resucitado acompañarnos en la comprensión alma adentro y en ser testigos y servidores como ellas)

Paz y Bien


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