Cuaresma: tiempo nuevo de piedad y justicia

Miércoles de Ceniza

Para el día de hoy (17/02/10)

Evangelio según San Mateo 6, 1-6.16-18

(Son cuarenta días de preparación para celebrar la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.

Son los cuarenta días que Jesús pasó en el desierto, a solas con su Padre.

Son una invitación a despojarnos de todo equipaje vano, de todo el lastre que nos retiene el alma en lo que perece; son una invitación a redescubrir desde el silencio todo lo que Dios hace por nosotros, y no tanto lo que -a veces- pensamos que hacemos por Dios.

No es fácil, claro está: es enfrentarse a la propia verdad de la existencia, descubrir la magnitud de nuestra finitud, lo pequeños y frágiles que somos, cenizas al viento que sólo perduran por la misericordia del Dios que nos ama. Y duele.

Pero como el pueblo de Israel, es preferible la rudeza y libertad del desierto a las comodidades que brinda la esclavitud de Faraón.

Tiempo nuevo: no sólo tiempo litúrgico, sino nuevo pues siempre hay tiempo para la conversión, para volver a la Casa grande de la que a menudo nos vamos.

Y el Maestro a su vez nos prepara y enseña, es un tiempo que hace pié en tres hitos decisivos: la limosma, la oración y el ayuno.

La limosna como expresión de solidaridad con el hermano necesitado, dando de lo propio y no de lo que sobra, signo de Aquél que no se guardó nada para sí y lo dió todo por nosotros, hasta la propia vida.

La oración, como respuesta a ese Dios Padre y Madre que nos busca primero, eco del Espíritu que nos hace clamar ¡Abbá!, fuerza y encuentro en lo profundo de un corazón silencioso y oyente con el fundamento de nuestra vida, Dios mismo.

El ayuno, camino de despojo de lo superfluo y de liberación de lo que nos ata a lo temporal; camino de reencuentro con lo básico y fundamental de uno mismo, inclusive llevandonos al mismo límite.

Más nada de esto tendrá valor ni sentido si son cuestiones que reflejarán una postura de formalidades vacías de contenido y de individualidad.

Este camino nuevo es corazón adentro, y si bien es personal, nunca está desligado del otro... ni del Totalmente Otro.

Por eso es camino de piedad y justicia: piedad expresada en la limosna, en la oración y el ayuno que expresen reconciliación con el hermano con el que nos distanciamos y con el Dios al que solemos darle la espalda, en la justicia del Reino - que no es tribunalicia-: la justicia que implica ajustarse al Amor y a la Misericordia de Dios.

Un deseo de una Cuaresma fructífera y sencilla para todos, en paz con Dios y al servicio del hermano, de reencuentro con uno mismo, con los demás y con Dios, compartiendo, orando y absteniéndonos de lo que no tiene importancia.

Es tiempo de morir a todo lo que nos empuja hacia abajo y no nos deja subir a los brazos del Padre: tenemos por Jesús la certeza de la Resurrección)

Paz y Bien

6 comentarios:

P. Enrique dijo...

que postzaso. Como siempre posts de corto volumen pero de gran contenido. Es importante que tengamos esta perspetiva de la justicia para este tiempo, pues hasta el mismo papa habla de ello en su mensaje cuaresmal.

Dios le bendiga hermano Ricardo y que este tiemponos sirva de much. Bendiciciones

Francisco Cavada dijo...

Muchas gracias por tus deseos de buena Cuaresma, los hago extensivos para ti también.

Un abrazo ;-)

Salvador Pérez Alayón dijo...

Acabo, hace unas horas, de recibir la inscripción de la Cruz con la ceniza, en mi frente. Es, ahora, momento de conversión y de afirmación en la fe del Evangelio.

Es el tiempo de descubrir que no puedo salvarme solo, pues el ayuno, la oración y limosna implican otros con los que debo compartir y darle sentido a mi relación con el SEÑOR.

Un abrazo en XTO.JESÚS.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Mi querido amigo padre Enrique, quizás una de las grandes motivaciones hacia una conversión plena sea precisamente ésa, la de la coherencia entre la vida y lo que expresamos en el culto, ambos aspectos intrínsecamente entrelazados como enseña el Maestro.
Gracias por su comunión y sus generosas palabras.
Un abrazo en Cristo y María.
Paz y Bien
Ricardo

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

¡Gracias Francisco Javier! Hagamos -en comunión- de esta Cuaresma un tiempo verdaderamente fértil y santo.
Un abrazo fraterno en Cristo y María
Paz y Bien
Ricardo

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Yo también, Salvador, he ido al templo a recordar que uno es mínima ceniza al viento y que sólo tiene consistencia y existencia por Aquel que nos salva, y siempre en relación a los hermanos.
Un abrazo y bendiciones para la familia.
Paz y Bien
Ricardo

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