Un Padre que nos quiere

Para el día de hoy (23/05/09):

Evangelio según San Juan, 16, 23b-28

(La locura de la cruz es el gran misterio de amor en la historia de la humanidad.

En la cruz se revela el amor del Padre en Jesús muerto y resucitado.

Pero no es cosa fácil descubrir rastros de amor en un aparente símbolo de horror, tortura, humillación y muerte.
Así también nos cuesta descubrir el amor de Dios en la entrega cotidiana de mujeres y hombres sacrificados en actuales cruces por el bien de los hermanos excluidos, desprotegidos, olvidados...

Pero ya Jesús nos garantiza: que el Padre nos ama a todos y cada uno de nosotros por Él, y que todo lo que le pidamos directamente al Padre, nos será concedido por amor a Jesús.

Ese amor del Padre -el Maestro lo llamaba con entrañable afecto "Abba", es decir, "papá"- expresa Su voluntad de que el hombre viva, no que sobreviva... Y que su vida aquí en la tierra sea abundante, preanuncio de la Vida definitiva en su Casa.

Quiera el Espíritu del Resucitado iluminarnos y guiar nuestros pasos para que ese misterio del amor de Dios llegue a todos...

-Y que no nos olvidemos de ese todos: porque la salvación no es cosa individual, me salvo solo, no, sino nos salvamos juntos, vivimos en plenitud y para siempre con los demás-)

Paz y Bien

4 comentarios:

P. Enrique dijo...

Gracias por este post, creo que esta paradoja de la que habla es el símbolo y realidad de lo transformativo y revolucionario que es el amor, en el sentido de que cambia radicalmente muchas realidades. El paradigma puesto hoy nos revela ofensivamente, o sea sin atenuantes, cómo si hay amor el acto más horrendo se convierte en algo hermoso, lo pérdida se convierte en ganancia para el que ha perdido,la derrota en victoria para el que ha sido derrotado, el asesinato en sacrificio, el odio de los que matan es derrotado por el amor del que se entrega.Hermoso, hermoso, el amor, el amor ES DIOS, GRACIAS A DIOS. Saludos y bendiciones.

Salvador Pérez Alayón dijo...

De acuerdo con lo que comparte Enrigue Baregó, gracias al SEÑOR estamos salvados y nos une, en ÉL, el Amor.
El SEÑOR nos quiere y nos ama eternamente, nos aguanta pacientemente y espera que cambiemos, poco a poco, no tiene prisa. Nos quiere ahora, tal como somos, y nos invita con su presencia y caminar juntos a deponer nuestros egoísmos, nuestras ambiciones individuales, nuestras propias búsquedas... y a mejorar e irnos perfeccionando. Por eso le necesitamos, por eso sin ÉL nada podemos hacer, por eso necesitamos pedirle, y ÉL, sabedor de nuestras necesidades, nos dice: pedid y recibireis. Y debemos estar seguro que así es, pues el que ha ascendido a los Cielos, y eso es que primero ha Resucitado, ¡no puede fallar!, ¡es digno de ser creído!, ¡nos podemos fiar con total confianza y seguridad¡
Indudablemente, nos dará lo que necesitemos, lo que nos haga falta para encontrar el camino, la ruta hacia la Casa del PADRE, y eso significa que muchas veces no será lo que más nos guste, o queramos, porque nosotros no sabemos bien lo que realmente necesitamos.
Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Enrique, nada más cierto lo que usted plantea y de la forma en que lo hace! El amor no tiene medias tintas ni atenuantes, no hay versiones edulcoradas o light, es transformación y entrega totales para que los otros vivan, más no sobrevivan. El amor, esa caridad que se revela como Dios mismo es la verdadera y única medida de todas las cosas. Le agradezco de todo corazón la profundidad de sus palabras, su presencia por aquí y su valiosísimo testimonio. Que el Dios de la Vida lo siga sosteniendo e iluminando siempre. Paz y Bien. Ricardo

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Salvador, lo que compartes es profundo y veraz... Y me quiero detener especialmente en "nos espera pacientemente y espera que cambiemos...". Aquí, mis paisanos le dicen a esa espera "nos banca". ¿Qué más podemos pedir, hermano, si sabemos que Dios nos banca? Con nuestras idas y vueltas, con nuestras luces y sombras, con nuestras estructuras perimidas y opresoras, con todo, el sigue allí esperándonos activamente, buscándonos a cada paso. Un gran abrazo en Cristo y María. Paz y Bien. Ricardo

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