En tu casa voy a celebrar la Pascua


Para el día de hoy (08/04/09):
Evangelio según San Mateo, 26, 14-25
(La Palabra de Dios nos dice que Judas tomó la iniciativa de ir a los sumos sacerdotes para entregar al Maestro:
-¿Cuánto me darán si se los entrego?-
Se convino treinta monedas, el precio de un esclavo.
Pero quizás prevalecía en el traidor la idea de entregarlo, más allá de los réditos que pudiera obtener...

Se acercaba la Pascua -Seder Pesaj-, la solemne fiesta de los panes sin levadura, en memoria de la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto por el Señor Dios.
Y Jesús, galileo, no tenía casa en Jerusalem (dormía en el Monte de los Olivos).
Y, de un modo misterioso, manda a sus amigos a que vayan a ver a determinada persona -no se nos dice su nombre- para avisar que en su casa iba a celebrar la Pascua con sus discípulos.

El Señor sabía del traidor. El Señor sabía de las negaciones de Pedro. El Señor sabía de los miedos de los discípulos que se esconderían cuando el fuera detenido.
Aún así, nadie fue excluido de la mesa.
Y más todavía: a quien iba a cometer el terrible mal de entregar al Hijo de Dios, es invitado a compartir el pan... Hasta último momento tiene posibilidad de regresar a la luz, hasta último momento no es tratado con reprensión ni con violencia por el Señor.

La Providencia de un Dios todo Misericordia ha tejido a través de los siglos nuestra Salvación.
Y esa Salvación no ha quedado cerrada con un hecho determinado, antes bien, se sigue escribiendo cada día en cada uno de nosotros.
En estos días Jesús viene a celebrar la Pascua en nuestra casa, que no es otra que nuestro corazón... Y nadie se quedará afuera, aún cuando Él sabe que todos tenemos algo de la traición de Judas, lo negamos como Pedro o nos escondemos con temor como los discípulos.

La Pascua se celebra especialmente en el templo primero, nuestro corazón)

Paz y Bien

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