¿Cuando te vimos, Señor?

Para el día de hoy:
Evangelio según San Mateo, 25, 31-46

(Jesús es el nuevo Moisés.
Pero Él ha promulgado la Nueva Ley, que posee sólo un artículo: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo/próximo como a uno mismo.

En Él se hace concreta la promesa hecha a Abraham y a sus descendientes: tomen posesión del Reino prometido.

-¡Vengan, benditos de mi Padre!- nos adelanta el día final, el día de su regreso.
Porque, es claro, Él separará a un lado y al otro a los benditos y a los condenados. Pero el sendero de la bendición, el camino de la Salvación no pasa tanto por impedir la entrada a su Casa, sino más bien por la consecuencia de nuestras acciones.
Seremos juzgados por todo lo que no hicimos.
Nuestra única medida es el amor que prodigamos, el cuánto nos hemos dado gratuitamente (¡Gracia!), sin pedir nada a cambio...

Tenemos un Dios que se identifica totalmente con los hambrientos.
Con los sedientos.
Con los desnudos.
Con los enfermos.
Con los presos.

Ahí está Jesús, y no hace distingo de condición social, económica, ideológica, religiosa: Él está en cada uno de ellos, sea cual fuere, viva donde viva, hable como hable, piense como piense.

Señor Jesús, que podamos verte y mirarte en los más pequeños, en los excluídos, en los olvidados.
No permitas que tengamos la conciencia tranquila, nunca.
No permitas que nunca estemos conformes cuando un hermano -¡Vos mismo!- sufre...

Que el Espíritu del Señor nos conceda en esta Cuaresma ayunos y desiertos que nos sean propicios para identificarnos con nuestros hermanos que sufren, para convertirnos por fin a Él, Camino, Verdad y Vida.
Amén.)

Paz y Bien

2 comentarios:

Salvador Pérez Alayón dijo...

Que grandiosidad, que demuestra su Omnipotencia, al resumir en un sólo pensamiento todo lo que el hombre necesita para resolver su problema: "ser feliz y encontrar la plenitud".
Ante los criterios del mundo, que a toda dadiva le corresponde una ganancia o respuesta interesada, nadie sería capaz de encontrar esa exhortación que integra todo lo que el hombre desearía: "amesen unos a otros como yo les amé".
Un abrazo en CRISTO.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Hermano, que racional se ha vuelto nuestro mundo que busca contraprestación e interés a cada acción... Por eso es totalmente sano -es Salvación!- la locura del Reino de los Cielos que se nos dá gratuitamente, la donación desinteresada de la vida. Un abrazo en Cristo y María. Paz y Bien

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