Como pájaros en el aire


(Esta es una canción por la que tengo un afecto muy especial. El autor es Peteco Carabajal, y aquí está interpretada por el Peteco junto al queridísimo hermano -que perdimos hace unos años ya- Jacinto Piedra. Es una canción para una madre, que bien puede ser la de cada uno de nosotros... Y muy especialmente puede ser María, Madre de Dios y Madre de todos. Vale para estos días en que hay que proteger y promover la vida a ultranza. Vale como un homenaje desde el corazón. Paz y Bien. Ricardo)

Como pájaros en el aire

Las manos de mi madre
son como pájaros en el aire
historias de cocina
entre sus alas heridas
de hambre.

Las manos de mi madre
saben que ocurre
por las mañanas
cuando amasa la vida
hornos de barro
pan de esperanza.

Las manos de mi madre
llegan al patio desde temprano
todo se vuelve fiesta
cuando ellas vuelan
junto a otros pájaros
junto a los pájaros
que aman la vida
y la construyen con el trabajo
arde la leña, harina y barro
lo cotidiano
se vuelve mágico.

Las manos de mi madre
me representan un cielo abierto
y un recuerdo añorado
trapos calientes en los inviernos.

Ellas se brindan cálidas
nobles, sinceras, limpias de todo
¿cómo serán las manos
del que las mueve
gracias al odio?

Las manos de mi madre
llegan al patio desde temprano
todo se vuelve fiesta
cuando ellas vuelan
junto a otros pájaros
junto a los pájaros
que aman la vida
y la construyen con el trabajo
arde la leña, harina y barro
lo cotidiano
se vuelve mágico.

Peteco Carabajalaquí se puede escuchar:


2 comentarios:

Salvador Pérez Alayón dijo...

Todo viene como muy hilvanado, al menos a mi me lo parece. He empezado a comentar desde el último al más viejo, y parece que el orden está invertido. Hoy las madres, esas madres que canta esta hermosa canción, están dejando su propia vocación fundida en su más profunda esencia de madre, por la técnica y los avances. Simultaneamente, con el progreso va
desapareciendo la función propia que dignifica a las personas, en ella, a la madre. Se aleja en las promesas y la tentación del mundo, de ese patio donde se cuece la vida de su hijo, y donde el amor es el abono que fertiliza la auténtica y verdadera vida.
Ya, se empieza a dudar de esa frase que antes estaba en boca de todo hijo: "no hay nada como una madre". Hoy ante la realidad del aborto, de los abandonos, de la indiferencia, de las separaciones...las madres están perdiendo esa labor que la identificaban como madres: han cambiado el patio, por la técnica.
Un abrazo en XTO.JESÚS.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Madre, Mater, Materia, Madera... Y pensar que nuestras madres nos iban moldeando para la vida, y no había título más honroso.
Quizás en la lucha por la dignidad de la totalidad de la vida debamos recuperar los sgnificados perdidos de las palabras. Gracias por esta reflexión tan viva, tan de Dios. Un gran abrazo en Cristo y María. Paz y Bien. Ricardo

Publicar un comentario

ir arriba